sábado, 22 de octubre de 2011

San Fernando y sus lugares turísticos e históricos

Lugares de interés turístico
Son pocos los sitios de interés histórico que quedan en pie en San Fernando dado que la mayoría han sido demolidos sin demasiada contemplación. Son algunos de ellos La iglesia Nuestra Señora de Aránzazu, el Palacio Municipal, el Colegio Nuestra Señora de la Misericordia, la Quinta El Ombú y la iglesia Nuestra Señora de la Guardia de Victoria.

 Costanera

Balneario Municipal "Eva Perón".
Costanera de la Buena Vista.
Marina Nueva.

El Palacio Sans Souci

Palacio Sans Souci
El palacio Sans Souci es uno de los edificios más representativos de Buenos Aires y de la Argentina. Fue construido entre 1914 y 1918 e inaugurado con una gran fiesta a la que acudió toda la sociedad porteña de entonces. El edificio ha sido realizado sobre planos del arquitecto francés Renè Sergent, y su construcción fue impulsada por Carlos María de Alvear, nieto del General homónimo, héroe de la batalla de Ituzaingó, quien a su vez era primo de Marcelo Torcuato de Alvear, presidente de la Nación de 1922 a 1928. Su arquitectura, inspirada en los cánones del Renacimiento del Versalles, corresponde al estilo neoclásico francés. El palacio fue comprado hace más de cuarenta años por la familia Durini, y las obras de restauración fueron dirigidas por la arquitecta especialista en restauración de monumentos M. Josefina Barra de Durini. Sus jardines se extienden a 2 hectáreas dándole un marco imponente.
Sus actuales dueños, el Dr. Eduardo Durini junto con su esposa María Josefina Barra (arquitecta especialista en restauración de monumentos), remozaron el palacio: emprendieron grandes obras de infraestructura para obtener las comodidades actuales sin modificar la apariencia. Un ala del palacio se transformó en enormes departamentos para alojar a los futuros herederos de la familia

 El Palacio Otamendi
Con líneas que la asemejan a un castillo, esta quinta fue construida en la década de 1880 por el Arquitecto Joaquín Belgrano Villarino, familiar de Carlos Belgrano (hermano, éste, de Manuel Belgrano y Comandante Militar de San Fernando).
Conocida también como “Palacio Belgrano”, la propiedad se ubica en Sarmiento 1427, entre Lavalle y Belgrano. Se trata de una magnífica construcción, al estilo del renacimiento alemán.
En el siglo XIX la quinta estuvo habitada por la familia Belgrano Rawson. Los interiores de la propiedad fueron dotados, entonces, del mayor confort, con materiales traídos desde Europa.
Su torre y sus techos de pizarra negra le otorgan un aspecto romántico al exterior del edificio. En la entrada, se destacan los escalones biselados de mármol de Carrara. Al ingresar a la casa se observa un piso veneciano en colores ocres y bordó, que forman figuras con una guarda perimetral. A la izquierda, un mural azul y blanco recrea un paisaje de Ámsterdam (Países Bajos|Holanda).
En el sector ubicado sobre la calle Belgrano, se encuentran las caballerizas y la vivienda de los caseros donde existía un molino de viento. El predio parquizado todavía conserva una gran variedad de plantas y frondosos árboles.
En forma contrapuesta a la entrada se sitúa una capilla de líneas simples que contiene un altar de mármol, los pasos del Vía Crucis y un antiguo confesionario de madera. En sus paredes se lucen vitrales franceses con figuras geométricas y reminiscencias medievales.
Al fallecer Joaquín Belgrano, su viuda (Josefina Rawson) vendió la propiedad al ingeniero civil Rómulo Otamendi y a su esposa Matilde Carballo, quienes fijaron allí su residencia de verano.
Víctima de la tuberculosis, la única hija del matrimonio (Estela Matilde) falleció en 1909. Los Otamendi quedaron entonces desolados y faltos de toda esperanza. Cuando murió Matilde Carballo en 1916, el ingeniero Otamendi donó la casona a la Sociedad de Beneficencia de la Capital.
En la casona funcionó un asilo de niñas y jovencitas bajo el nombre de Instituto “Estela Matilde Otamendi”, en recuerdo de la única hija del matrimonio que fuera último propietario de este predio.
En 1936, las Hermanas de los Santos Ángeles Custodios se hicieron cargo de este lugar. Luego de esforzados catorce años de labor apostólica, las hermanas de esta congregación española dejaron el palacio, que pasó a manos del Estado Nacional (del Consejo del Menor y la Familia). Actualmente se dan allí actividades deportivas y culturales.

Quinta El Ombú

Quinta El Ombú
Ubicada en la esquina de la Avenida del Libertador y la calle General Pinto, la Quinta “El Ombú” fue declarada Lugar Histórico Nacional el 12 de noviembre de 1970 (a través del Decreto del Poder Ejecutivo Nacional 2284).
Esta quinta pertenecía a la familia Zamudio. Como la mayoría de las quintas locales, era utilizada como casa de fin de semana, donde también se realizaban importantes fiestas sociales. Su construcción data de 1869, pero fue remodelada y ampliada a principios del siglo XX.
En el mismo predio se encuentra parte de la vivienda que habitó Juan Nepomuceno Madero, conocido como “el patriarca de San Fernando”. Instalado en el distrito entre 1871 y 1893 (fecha de su muerte), Madero dedicó esos años al progreso del entonces pueblo de San Fernando, especialmente en lo referente a su aspecto edilicio, cultural y social. Fue fundador de la Biblioteca Popular (que actualmente lleva su nombre) y de la Escuela de Música; impulsó la construcción del edificio de la Municipalidad y del actual templo parroquial.
Madero había adquirido la vivienda de la esquina de Libertador e Ituzaingo al llegar a San Fernando en 1871, frente a la quinta de la familia Zamudio. Toda la cuadra de la actual calle San Ginés, debajo de la barranca, también pertenecía a la quinta de Madero (allí se situaban las cocheras y lavaderos de su propiedad). A principios del siglo XX, los descendientes de Madero vendieron la esquina de San Ginés y General Pinto a los descendientes de Zamudio, de manera que parte de las construcciones quedaron bajo la propiedad de los dueños de la Quinta “El Ombú”.
La Quinta “El Ombú” fue declarada de “Utilidad Municipal” el 26 de septiembre de 1968 (a través del Decreto del Poder Ejecutivo local Nro. 5389).
En 1969 los herederos de la familia Zamudio, Francisco E. Balbín y Amalia Balbín de Lanza, donaron parte del predio a la Municipalidad de San Fernando a fin de que se instalara allí la Casa de la Cultura. La donación se hizo efectiva tras la muerte de los donantes.
En 1974, la quinta se escrituró como propiedad municipal ante la Escribanía Madero Jantus. Al año siguiente, por disposición municipal, se constituyó la Casa de la Cultura, otorgándole como sede el predio de la Quinta “El Ombú”. En la actualidad, allí funcionan la Dirección Municipal de Cultura y el Instituto Municipal de Bellas Artes, donde se realizan cursos, conferencias, exposiciones artísticas y distintos eventos culturales.
De acuerdo con las crónicas históricas del siglo XIX, el añoso ombú ubicado en esta quinta fue testigo de la visita del Virrey don Rafael de Sobremonte a San Fernando. Según cuentan los relatos de la época, el Marqués de Sobremonte descansó bajo su sombra en 1806, tras presidir los actos de la inauguración del Canal y la ceremonia de colocación de la piedra fundamental de la antigua iglesia.
Con el paso de los años, el ombú ha perdido gran parte de su tronco principal. Sin embargo ha dado frondosos retoños, hijos de aquel árbol que habría sido el escenario de la siesta del Virrey del Río de la Plata.

 Quinta “Santa Cecilia”
La historia de esta casona se inicia en 1871, cuando la familia Jacobé adquiere la propiedad para trasladarse con su vasta familia, huyendo de la epidemia de fiebre amarilla que azotaba a Buenos Aires por entonces. Ubicada en la manzana delimitada por la calle Ituzaingó, la Avenida Presidente Perón, Alvear y la Avenida del Libertador, esta propiedad fue probablemente adquirida por los padres de Martín Jacobé o de Elvira Elizalde.
Esta casa es una de las últimas construcciones de fines del siglo XIX, que aún mantiene su fisonomía intacta. Presenta una unidad conceptual que es imposible ignorar. Entre sus características, se imponen la distancia, el aislamiento, la suntuosidad y una totalidad impregnada por lo sagrado.
Una característica de la familia Jacobé fue su devoción religiosa. Martín Jacobé fue el primer presidente de la Acción Católica Argentina (ACA). Una de sus hijas, Elvira, ingresó a la Congregación de las Hermanas de la Asunción, adoptando el nombre “Cecilia” (bajo este nombre, entonces, fue bautizada la quinta).
La casa cuenta con dos plantas y su construcción es de estilo colonial. En ella, se destacan los vitraux con imágenes religiosas y motivos florales. Las principales habitaciones se encuentran decoradas con obras de orfebrería en madera finamente tallada. Los materiales para la construcción (mármol de Carrara y mosaicos) fueron traídos especialmente de Europa. También se destaca la herrería artesanal de las rejas de los muros perimetrales y del patio interior.
Además de la planta principal, en el predio se encuentra una capilla, bajo la advocación de Nuestra Señora de Todas las Gracias. El altar labrado en madera, la pila bautismal y el conjunto del templo todavía se mantienen en buen estado de conservación. Por una escalinata de madera, se puede acceder al campanario. Al costado del templo, se sitúa la cripta donde fueron enterrados tanto Martín como Elvira Jacobé, tras el permiso de una bula papal.
En la década de 1930, la propiedad ocupaba toda la manzana y alcanzaba los 1.250 m² cubiertos. En su parte trasera, sobre la calle Alvear, ésta contaba con una cancha de tenis y un cuarto de gimnasia.
En los años 1950, el crecimiento de la familia obligó a la construcción de nuevas habitaciones, cuartos de baño y una nueva cocina. En esta época, la casa alcanzó su máxima expansión.
Esta magnífica propiedad fue loteada y la finca, declarada Monumento Histórico Municipal de San Fernando. La Municipalidad de San Fernando adquirió la casa en 1996, con el fin de levantar allí el Museo de la Ciudad de San Fernando, que se inaugura en 2006, con motivo del Bicentenario de la ciudad.
Esta propuesta está dirigida a reconstruir, resaltar e integrar las diversas experiencias históricas de quienes habitaron y habitan las distintas zonas del distrito, desde sus orígenes hasta el presente. De esta manera, el Museo de la Ciudad de San Fernando contribuirá al desarrollo de la comunidad y a mantener viva una historia de creación humana ininterrumpida de doscientos años.
En este sentido, el museo se dedicará a la adquisición, conservación y exhibición de los testimonios materiales; y a la interpretación y comunicación de los hechos históricos y de la vida cotidiana de los sanfernandinos. Su programa museológico no se basará tanto en los objetos, sino en las ideas que quiere transmitir. En lugar de un museo “de”, será un museo “para” la Comunidad y su relación con la historia lejana y reciente. En resumen, un museo abierto, participativo, esencialmente educativo y dinámico. Sus colecciones atesorarán desde un botón o un documento histórico, hasta elementos tales como muebles, trajes, mapas, fotografías y los más diversos elementos de la vida cotidiana de todas las épocas de San Fernando.

 

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